Hay detalles sobre el mundo de la familia amarilla que se nos escapan por más fanaticos que seamos. Por ejemplo, ahora alguien ha estado hurgando en los capítulos clásicos de la serie y ha descubierto, escondida en siete capítulos emitidos entre 1991 y 1998, una película encubierta en la que nadie había reparado. El mero mero es Rainier Wolfcastle, el culturista austriaco metido a estrella de cine de acción que luego derivó en político y que, siempre según la serie, logró la fama interpretando a un fibrado policía llamado McBain. Nosotros lo conocemos porque es la parodia menos sutil que se haya hecho de Arnold Schwarzenneger y porque de vez en cuando veíamos a los Simpson frente a la tele, viendo escenas sueltas de sus películas. Al menos, parecían escenas sueltas. Ahora, alguien de la web College Humor ha caído en la cuenta de que si se juntan todas ellas sale una película coherente. Cuatro minutos de gloriosos topicazos, con su introducción, su desarrollo y su desenlace.
Puede resultar interesante ver cómo evoluciona la animación en los siete años que pasan entre la emisión de la primera y la última escena. O recordar cómo cambiaron los héroes de acción de principios a finales de los noventa (si McBain suena al John McClaine de Bruce Willis en La jungla de cristal, no es casualidad). O debatir si esto se hizo aposta o sencillamente salió así (el productor ejecutivo de la serie, Al Jean, le explica a Entertainment Weekly que “lo concebimos como una serie de fragmentos melodramáticos de una película que nunca se llegaba a ver”, lo cual no resuelve absolutamente nada). Pero qué más da. Es un recuerdo de lo buena que era Los Simpson cuando era buena.
Puede resultar interesante ver cómo evoluciona la animación en los siete años que pasan entre la emisión de la primera y la última escena. O recordar cómo cambiaron los héroes de acción de principios a finales de los noventa (si McBain suena al John McClaine de Bruce Willis en La jungla de cristal, no es casualidad). O debatir si esto se hizo aposta o sencillamente salió así (el productor ejecutivo de la serie, Al Jean, le explica a Entertainment Weekly que “lo concebimos como una serie de fragmentos melodramáticos de una película que nunca se llegaba a ver”, lo cual no resuelve absolutamente nada). Pero qué más da. Es un recuerdo de lo buena que era Los Simpson cuando era buena.
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