Al igual que la espiral que se inicia en un punto central, y se va alejando progresivamente del centro a la vez que gira alrededor de él. La espiral del terror creada por Naruto se sigue expandiendo.
Empezó como un manga, en teoría producto de la mente inteligente de un ser capaz de crear una historia. Pero conforme ha ido pasando el tiempo el nivel de estupidez ha crecido cada vez más. Con cada giro alrededor de su centro, se nos muestra una obra estúpida. Sin coherencia y concordancia. Llena de pretensiones de éxito y rellena de insensatez.
Sin lugar a dudas, también. Usumaki es una espiral económica. Que de una nada se ha convertido en un torbellino de dinero. Con juegos de video, películas, manga y anime. Además de otros productos licenciados y no.
Ambas espirales han ido creciendo desde sus inicios y se expanden a pasos agigantados. Son muchos los que se desviven por el que pasara en el próximo tomo del manga o en el siguiente capítulo del anime. Son muchos los que ven en Naruto a un ser ejemplar, un modelo a seguir. PERO SON MÁS los que se aprovechan de los anteriores para acrecentar sus fortunas. Vendiéndole cuanta basura de Naruto exista.
Que pasa entonces.
A juicio personal, las campañas pro Naruto llenan de basura las mentes más débiles. Y alientan en estos el consumismo. Ósea un 10 para el que diseña las campañas de marketing. Pero igual, cabe la pregunta ¿Debería sentirme orgulloso por promover la idiotez? Discutiendo con mi alter ego, se pronuncia en contra de promover la idiotez. Que aunque genere dinero, no es algo de lo cual estar orgulloso. Que no vale nada el montón de seguidores de la actividad, pues en sí, son una IBM (Inmensa Bola De Mensos).
Nuestro país no es la excepción y aquí el fenómeno de la espiral de terror llego y se expande cual cáncer. Hoy podemos escuchar sendas conversaciones del tema Naruto, personas que dicen pertenecer a un clan ninja, etc.
Yo pienso que el divino dólar es tan importante como el aire en nuestros días. Si con una serie de sandeces se pudo lograr tanto, eso solo demuestra la clase de sociedad en la que vivimos. Por mientras el que se aproveche de ello está haciendo lo que cualquiera aria.
La espiral se expande y cada vez es más grande y no parece detenerse en un futuro cercano. Es el terror de la mediocridad y el terror de los bolsillos.
